El
pasado jueves 22 de diciembre nuestro bebé cumplió los 6 meses y
creo que este esperado acontecimiento se merece un post recopilación.
Medio
año da para mucho, y la verdad es que se nos ha pasado super rápido.
Hemos tenido momentos felices, momentos muy felices, mucho estrés,
alegrías y algún que otro disgusto.
Si
nos seguís desde hace cosa de un par de meses sabréis que nuestros
comienzos como familia no fueron lo que se dice fáciles. Fue un
parto delicado, largo y duro, del que salió un bebé con un pequeño problema cardíaco y que en el mismo día en el que nos dieron el
alta tuvo un problema de deshidratación que nos obligó a
volver al hospital.
Superados
los problemas iniciales, tuvimos que decidir que tipo de padres
queríamos ser, si, habéis leído bien, tuvimos que decidir, porque
ante los consejos y las, a veces, imposiciones de mi señora suegra,
tuvimos que ponernos firmes, en ésta casa mandamos nosotros y el que
no quiera rock que no venga al concierto.
Cumplido
el primer mes, que dicen que es el más difícil, aunque,
sinceramente, a mi me parece más difícil la etapa que se me viene
encima que ya han empezado los desplazamientos, pusimos rumbo a
España, un arduo viaje de casi dos mil kilómetros con una media de
35º, dos días después no sé quien tenía más babas colgando, si
mi hijo o mis padres.
Un
mes agotador, todo sea dicho, compromisos familiares por doquier y
claro, dentro de lo posible intentábamos respetar los ritmos del
peque, pero a veces era casi imposible, teníamos que agendar con
quien nos tomábamos el café de la mañana, en casa de qué abuela
nos tocaba comer, el café de después de comer, la cañita de la
tarde y cenar con los otros abuelos. La última semana fue realmente
caótica.
Otros
dos mil kilómetros de vuelta pensando en que porfin llega la paz,
craso error. La vuelta de paparockero al trabajo supuso un duro golpe
a mis horas de sueño, durante la baja nos turnábamos para las tomas
pero ahora era mi responabilidad para que paparockero no fuera zombi
al trabajo. Eso si, los fines de semana eran, y siguen siendo para
mi, quiero decir, paparockero está acostumbrado a madrugar aunque no
quiera, asi que los sabados y los domingos se lleva al enano y me
deja mantener un pequeño idilio con la cama.
Cuando
ya teníamos la rutina establecida, nos íbamos apañando, yo me
quedo en casa ocupandome del niño y las tareas cotidianas y en el
momento en el que paparockero cruza el umbral de la puerta el niño
es suyo y mami puede asearse, "relajarse" y rockear un
poco. Justo en ese momento a papá le sale un viaje a Belgrado, de 5
días nada menos. El cielo se me vino encima, ¿cómo iba a ser capaz
de sobrevivir 5 días con sus 4 noches con un bebé de 3 meses? Oye,
pues no se hizo del todo difícil, el peque ya tenía las rutinas de
sueño muy bien asentadas y los horarios de las siestas podían
variar en un margen de media hora así que todo controlado, en la
primera siesta hacía la comida, en la segunda comía, en la tercera
recogía un poco la casa y en la cuarta lo preparaba todo para el
paseo. Cuando el peque caía en coma a la hora de dormir aprovechaba
para ducharme, cenar y relajarme con una cervecita sin alcohol.
Regresó
paparockero, bien, pero la felicidad no duró mucho. No habían
pasado dos semanas desde que había vuelto y yo empiezo a encontrarme
mal, llevo tiempo con las muelas del juicio decidiendo si salir o no,
pero parece que ya han tomado la decisión final. Exacto, tocó ir al
dentista y sacarme dos de ellas.
La
semana más dura de mi vida, sobretodo los dos primeros días. Etel
con 4 meses y medio ya empezaba a querer tocarlo todo y como no la
cara era un punto clave, los dos primeros días no fui capaz de darle
siquiera besos por el dolor y la hinchazón provocada por los puntos,
hasta dos días antes de que me les sacaran no pude cogerle en brazos
por miedo a que me diera un golpe y me los saltara. Fue una semana
durísima porque cada vez que me veía me sonreía y estiraba los
brazos hacia mi, no quiero ni recordarlo, ni pensar que aún tengo
que volver a que me saquen las otras dos 😭
Volvemos
al caos, porque en nuestra vida no puede haber mucho tiempo de relax
porque se ve que si no nos acostumbraríamos. Vuelven a venir mis
suegros, y con ellos las discusiones sobre nuestra manera de vivir y
educar a nuestro hijo, la verdad para mi fue una semana muuuuuy
larga.
A
la que ellos se fueron, recibimos otra visita, un amigo de cuándo
vivimos en Núremberg (Nürnberg bien escrito), el 30 cumpleaños de
paparockero y su consiguiente celebración, otro viaje, ésta vez de
dos días en el que elefantito y yo nos volvimos a quedar solitos,
otras dos visita de Nürnberg en dos fines de semana consecutivos.
Conocimos
a Saint Nicholas (San Nicolás o Papá
Noel) que aquí viene el 6 de diciembre, la revisión de
los 5 meses y nuestro primer vuelo (del que os hablaremos
proximamente) y 23 caóticos, estresantes y festivos días en España
en los que hubo momentos buenos, momentos no tan buenos, estrés y
mucho cansancio, porque para nosotros hace tiempo que "volver a
casa" ya no es considerado vacaciones, si no más bien
compromiso, y con el peque aún más, no podemos saltarnos una visita
sin que las abuelas nos salten encima...
Durante
éstos seis meses hemos visto como nuestro pequeño crecía a
velocidad de vértigo, como empezaba a agarrar objetos, cuando
consiguió darse la vuelta fue todo un hito, pero también un temor
porque ahí empezó el peligro, ya no había brazos, solo existía en
suelo y todo a su alrededor era potencialmente babeable.
Hemos descubierto que el colecho no lo es algo que elijan los padres.
Aprendió
a desplazarse dando vueltas sobre si mismo y después hacia atrás.
He de reconocer, que desde que aprendió a ir para atrás hasta que
descubrió que podía levantar el culo tardó bastante, pero si bien
es cierto que es un niño bastante precoz para su edad.
Lo
pasamos mal con su primera vacuna, pero descubrimos a todo un campeón
que en la segunda ni lloró.
Hemos
sido testigos de sus laaaargas conversaciones con los peluches, de
como elegía sus juguetes preferidos, de su interés en la comida, y
en la bebida, y de cómo de un día para otro aprendió a mantenerse
sentado sin ayuda.
Ya
agarra el biberón el solo y maneja el chupete como si de una
extensión de su cuerpo se tratara. Que todo lo que hay al alcane de
la mano acabará inebitablemente en la boca, y que el dedo de papá
es el manjar más maravilloso del mundo (aunque espero que no durante
mucho porque acabamos de empezar a introducir alimentos).
Descubrimos
que si cuando se enfada le haces burla no puede evitar reírse, así
que en casa casi nunca hay lloros que duren más de unos segundos. Y que tenemos una cabeza a prueba de chichones, en parte gracias a la pomada de árnica. (😆)
En
estos seis meses, en definitiva, hemos aprendido entre los tres, y
las dos peluditas, a ser una familia, a que todos tenemos nuestros
más y nuestros menos, hasta una cosita tan pequeña, pero a fin de
cuentas estos meses lo que sobretodo han supuesto ha sido una
sobredosis de amor en nuestras venas.