miércoles, 11 de enero de 2017

Primer viaje en avión.

Mientras vosotros leéis esto nosotros estamos de vuelta a casa en el segundo vuelo de nuestro bebe. Otro año más las vacaciones de navidad se han acabado, pero este año han sido especiales, han sido unas fiestas con muchas primeras veces.

Las primeras navidades con un peque en la familia, la primera vez que come sólidos, su primer vuelo..., y de eso mismo venimos a hablar hoy, sobre nuestra experiencia, y algún truquito para los primeros vuelos de los más pequeños.

Etel la verdad es que lo llevó genial, a pesar de que fue un día muuuuuy largo. A las 6 de la mañana tuvimos que despertarle para irnos hacia el aeropuerto, ya íbamos tarde y un poquillo atacados, creímos que perdíamos el avión.

En el aeropuerto no dejaba de mirarlo todo y no quería dormir, por una parte mejor porque si dormía durante el vuelo no habría mayor problema, más carreras para llegar y listo, ya estamos en la puerta.

Oh no, Paparockero y yo vamos separados. Gracias a Dios, la persona que iba sentado a mi lado nos cedió su asiento y pudimos ponernos juntos porque si no habría sido un desastre, no podría haber alcanzado las cosas de la pañalera, ya sabéis lo amplios que son los aviones en éstos tiempos.

Vamos con retraso, pero de momento le hace gracia la guía de seguridad y se entretiene. Encienden motores y nos dirigimos a pista. Ni se inmuta.

Intantamos que coja el biberón, ya sabéis que es un pequeño truquito, si durante el despegue y el aterrizaje le dais de mamar o el bibi no se le taponarán los oídos por lo que no será una sensación tan tan extraña para él. Pero nada oye, que el bibe para ti, al menos conseguimos que cogiera la chupeta, no se quejó en ningún momento así que suponemos que hizo el mismo efecto.

Al ratito de despegar y después de haber inspeccionado minuciosamente la bufanda de la joven en el asiento continuo se quedó dormidito de puto agotamiento.

No llevaba ni media hora dormido cuando a la niña del asiento de delante le dió un berrinche con el consiguiente susto a mi osito dormilón, como no había manera de que la chiquilla se calmara Etel se acabó espabilando y siguió con su exploración.

Cerca de la mital del vuelo Paparockero y yo decidimos cambiar los asientos porque no es precisamente cómodo llevar 8 kilos 700 que no dejan de moverse durante casi 3 horas.

Cuando aterrizamos vimos que había 5 bebés en el avión y otros tantos niños más mayores, y el elefantito fue el único que no lloró. Como bien sabéis nuestro rockerillo es un cotilla y todo lo quiere ver así que suponemos que le pudo la curiosidad al miedo.

Al ir a por las maletas la suya no apareció, así que entre unas cosas y otras estuvimos dos horas de más en el aeropuerto de Barajas, y al final acabó quedándose dormido al fin.

En resumen, nuestros trucos eran intentar que tuviera algo que succionar a la hora de despuegue y aterrizaje para evitar esa sensación tan horrorosa de tapón en los oídos, tener en todo momento cosas para distraerle, aunque al final no hacieron falta porque el folleto le tenía fascinado.

Habiéndole cambiado el pañal antes del vuelo, en vuelos cortos, no debería haber mayor problema.

Nos contáis cómo son vuestros viajes con los más peques? Nosotros por suerte o por desgracia volamos a menudo y esperamos que sea algo normal dentro de su vida, pero los niños cambian y nunca está de más tener un truquito bajo la manga.


miércoles, 4 de enero de 2017

Cojín de lactancia.

Todos hemos oído hablar sobre los cojines de lactancia, todos sabemos lo que son, pero nadie sabemos realmente la falta que nos hacen hasta que probamos uno.

En ese mismo instante ya no puedes vivir sin el, se convierte en una prolongación más de tu cuerpo, de tu barriga. Un complemento indispensable durante todo tu embarazo.

Para las rara avis que aún no sepan lo que es un cojín de lactancia es un accesoria de diferentes formas y longitudes, con rellenos más o menos rígidos diseñados para soportar al bebé y colocarlo en la postura correcta a la hora de comer.
En la postura normal nos deja descansar los brazos y no tener que estar sujetandolo durante las largas tomas y poder descansar tanto lumbares como cervicales.

Usualmente hay dos tipos diferentes, los pequeños, en forma de U, que son como las almohadas de viaje para el cuello, pues ese estilo. Yi los grandes, en forma de churro o de serpiente que, éstos últimos, en algunos lugares se llaman también cojines de embarazo. Generalmente vienen con fundas lavables así que no hay problemas de higiene

Yo era un poco excéptica, ya sabéis que yo estuve en modo hiper ahorro durante todo el embarazo y me resistía a comprarlo porque pensaba que no iba a ser tan imprescindible como la gente y la matrona decían.

Madre mía, cuando la barriga empezaba a hacerse notable, a pesar y a molestar a la hora de dormir me dí por vencida, encontré uno por 20€ y no me dolió tanto, pero por Dios, si pudiera volver al pasado me la compraría desde el primer momento, que gustazo.

No sabéis hasta que no lo probáis lo que es la comodidad.

Yo compré el grande, el de metro cincuenta. Yo me metía en la cama, me ponía de lado, y el cojín iba desde mi entrepecho, debajo la barriga, entre las piernas hasta las rodillas.

Oh, maravilla, maravillosa, yo la única manera que tenía de dormir era de lado, pero apoyando la barriga en el colchón porque si no me pesaba demasiado y tiraba de la zona de las costillas, así que acababa con un retorcimiento en la zona lumbar que no era humanamente soportable, así que por favor, no sufráis a lo tonto, haceros con uno. Después lo podéis usar como chichonera, como propio cojín de lactancia y para todo lo que se os ocurra.

Vosotras tenéis uno?, cómo os ha ido con él?

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Lo que cambia la vida en 6 meses.

El pasado jueves 22 de diciembre nuestro bebé cumplió los 6 meses y creo que este esperado acontecimiento se merece un post recopilación.

Medio año da para mucho, y la verdad es que se nos ha pasado super rápido. Hemos tenido momentos felices, momentos muy felices, mucho estrés, alegrías y algún que otro disgusto.

 
Si nos seguís desde hace cosa de un par de meses sabréis que nuestros comienzos como familia no fueron lo que se dice fáciles. Fue un parto delicado, largo y duro, del que salió un bebé con un pequeño problema cardíaco y que en el mismo día en el que nos dieron el alta tuvo un problema de deshidratación que nos obligó a volver al hospital.

Superados los problemas iniciales, tuvimos que decidir que tipo de padres queríamos ser, si, habéis leído bien, tuvimos que decidir, porque ante los consejos y las, a veces, imposiciones de mi señora suegra, tuvimos que ponernos firmes, en ésta casa mandamos nosotros y el que no quiera rock que no venga al concierto.

Cumplido el primer mes, que dicen que es el más difícil, aunque, sinceramente, a mi me parece más difícil la etapa que se me viene encima que ya han empezado los desplazamientos, pusimos rumbo a España, un arduo viaje de casi dos mil kilómetros con una media de 35º, dos días después no sé quien tenía más babas colgando, si mi hijo o mis padres.

Un mes agotador, todo sea dicho, compromisos familiares por doquier y claro, dentro de lo posible intentábamos respetar los ritmos del peque, pero a veces era casi imposible, teníamos que agendar con quien nos tomábamos el café de la mañana, en casa de qué abuela nos tocaba comer, el café de después de comer, la cañita de la tarde y cenar con los otros abuelos. La última semana fue realmente caótica.



Otros dos mil kilómetros de vuelta pensando en que porfin llega la paz, craso error. La vuelta de paparockero al trabajo supuso un duro golpe a mis horas de sueño, durante la baja nos turnábamos para las tomas pero ahora era mi responabilidad para que paparockero no fuera zombi al trabajo. Eso si, los fines de semana eran, y siguen siendo para mi, quiero decir, paparockero está acostumbrado a madrugar aunque no quiera, asi que los sabados y los domingos se lleva al enano y me deja mantener un pequeño idilio con la cama.

Cuando ya teníamos la rutina establecida, nos íbamos apañando, yo me quedo en casa ocupandome del niño y las tareas cotidianas y en el momento en el que paparockero cruza el umbral de la puerta el niño es suyo y mami puede asearse, "relajarse" y rockear un poco. Justo en ese momento a papá le sale un viaje a Belgrado, de 5 días nada menos. El cielo se me vino encima, ¿cómo iba a ser capaz de sobrevivir 5 días con sus 4 noches con un bebé de 3 meses? Oye, pues no se hizo del todo difícil, el peque ya tenía las rutinas de sueño muy bien asentadas y los horarios de las siestas podían variar en un margen de media hora así que todo controlado, en la primera siesta hacía la comida, en la segunda comía, en la tercera recogía un poco la casa y en la cuarta lo preparaba todo para el paseo. Cuando el peque caía en coma a la hora de dormir aprovechaba para ducharme, cenar y relajarme con una cervecita sin alcohol.

Regresó paparockero, bien, pero la felicidad no duró mucho. No habían pasado dos semanas desde que había vuelto y yo empiezo a encontrarme mal, llevo tiempo con las muelas del juicio decidiendo si salir o no, pero parece que ya han tomado la decisión final. Exacto, tocó ir al dentista y sacarme dos de ellas.

La semana más dura de mi vida, sobretodo los dos primeros días. Etel con 4 meses y medio ya empezaba a querer tocarlo todo y como no la cara era un punto clave, los dos primeros días no fui capaz de darle siquiera besos por el dolor y la hinchazón provocada por los puntos, hasta dos días antes de que me les sacaran no pude cogerle en brazos por miedo a que me diera un golpe y me los saltara. Fue una semana durísima porque cada vez que me veía me sonreía y estiraba los brazos hacia mi, no quiero ni recordarlo, ni pensar que aún tengo que volver a que me saquen las otras dos 😭

Volvemos al caos, porque en nuestra vida no puede haber mucho tiempo de relax porque se ve que si no nos acostumbraríamos. Vuelven a venir mis suegros, y con ellos las discusiones sobre nuestra manera de vivir y educar a nuestro hijo, la verdad para mi fue una semana muuuuuy larga.

A la que ellos se fueron, recibimos otra visita, un amigo de cuándo vivimos en Núremberg (Nürnberg bien escrito), el 30 cumpleaños de paparockero y su consiguiente celebración, otro viaje, ésta vez de dos días en el que elefantito y yo nos volvimos a quedar solitos, otras dos visita de Nürnberg en dos fines de semana consecutivos.

Conocimos a Saint Nicholas (San Nicolás o Papá Noel) que aquí viene el 6 de diciembre, la revisión de los 5 meses y nuestro primer vuelo (del que os hablaremos proximamente) y 23 caóticos, estresantes y festivos días en España en los que hubo momentos buenos, momentos no tan buenos, estrés y mucho cansancio, porque para nosotros hace tiempo que "volver a casa" ya no es considerado vacaciones, si no más bien compromiso, y con el peque aún más, no podemos saltarnos una visita sin que las abuelas nos salten encima...

Durante éstos seis meses hemos visto como nuestro pequeño crecía a velocidad de vértigo, como empezaba a agarrar objetos, cuando consiguió darse la vuelta fue todo un hito, pero también un temor porque ahí empezó el peligro, ya no había brazos, solo existía en suelo y todo a su alrededor era potencialmente babeable.


Hemos descubierto que el colecho no lo es algo que elijan los padres.

Aprendió a desplazarse dando vueltas sobre si mismo y después hacia atrás. He de reconocer, que desde que aprendió a ir para atrás hasta que descubrió que podía levantar el culo tardó bastante, pero si bien es cierto que es un niño bastante precoz para su edad.

Lo pasamos mal con su primera vacuna, pero descubrimos a todo un campeón que en la segunda ni lloró.

Hemos sido testigos de sus laaaargas conversaciones con los peluches, de como elegía sus juguetes preferidos, de su interés en la comida, y en la bebida, y de cómo de un día para otro aprendió a mantenerse sentado sin ayuda.

Ya agarra el biberón el solo y maneja el chupete como si de una extensión de su cuerpo se tratara. Que todo lo que hay al alcane de la mano acabará inebitablemente en la boca, y que el dedo de papá es el manjar más maravilloso del mundo (aunque espero que no durante mucho porque acabamos de empezar a introducir alimentos).
 
Descubrimos que si cuando se enfada le haces burla no puede evitar reírse, así que en casa casi nunca hay lloros que duren más de unos segundos. Y que tenemos una cabeza a prueba de chichones, en parte gracias a la pomada de árnica. (😆)

En estos seis meses, en definitiva, hemos aprendido entre los tres, y las dos peluditas, a ser una familia, a que todos tenemos nuestros más y nuestros menos, hasta una cosita tan pequeña, pero a fin de cuentas estos meses lo que sobretodo han supuesto ha sido una sobredosis de amor en nuestras venas.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Alcohol y lactancia.

Ahora que se acercan las fiestas quería hablaros sobre un tema que a mi me dio varios quebraderos de cabeza.

No os ha pasado alguna vez que habéis pedido una cerveza "sin" en un bar y cuando os la han servido pone que lleva menos de un 0'5% de alcohol, las dos primeras veces que me pasó me dio una rabia tremenda, la primera vez fue estando embarazada y dicha cerveza se la acabó bebiendo paparockero casi íntegra, un par de traguitos le pegué yo. La segunda vez me pasó con el niño de peque y tuvimos que pedir que nos la cambiaran.

Aquí en Alemania es relativamente fácil encontrar cervezas que no tengas absolutamente nada de alcohol, de echo aquí se consideran bebida isotónica, pero también hay una gran mayoría de cerveza considerada "sin" que tiene en la etiqueta el >0'5% así que en mi afán conocedor me puse a investigar.

Tras mucho leer y buscar descubrí que las mamás lactantes podemos pegarnos un caprichito de vez en cuando, OJO las lactantes, las embarazadas no.

El cuerpo humano metaboliza el alcohol y éste pasa al torrente sanguíneo, por lo que durante el embarazo esa cantidad de alcohol, aunque fuera mínima le llegaría al pequeño, cosa que no queremos, porque como por todos es sabido puede producir problemas en la gestación y un desarrollo anormal del feto, así como una disminución del tono muscular, una mala coordinación, el retraso del desarrollo en el pensamiento, el lenguaje, el movimiento o las habilidades sociales, anomalías cardíacas y malformaciones varias.

Así que ya sabéis durante el embarazo ni olerlo.

Pero durante la lactancia la cosa cambia, a ver, tampoco vengo a deciros que os emborrachéis a diario, estamos hablando de una copita.

La proporción de alcohol inocua para el bebé sería del 0'5% por kilo, es decir, nuestro cuepo acepta y metaboliza una graduación de medio grado de alcohol por cada kilo que nosotros tengamos, por lo que podemos beber el doble de nuestro peso sin que llegara a afectar a la leche materna.

Si bien es aconsejable no consumir absolutamente nada tanto durante el embarazo, como durante la lactancia, aunque ya hemos visto que sería inocuo.

El principal motivo por el que es recomendable no beber es para mantener todas nuestras facultades bien alerta y así evitar peligros innecesarios, por ejemplo en el caso del colecho, caer en un sueño demasiado profundo y que haya riesgo de aplastamiento.

Pero el motivo de éste post, no era otro que el deciros, queridas mamis, que si en éstas fechas, durante alguna de las cenas, os apetece dar un traguito al champán o incluso tomaros una copita de vino no os sintáis preocupadas porque vuestro pequeño está a salvo, así que disfrutad sin quebraderos de cabeza.

Os dejo como referencia el post que me abrió las puertas del cielo cuando lo encontré, que no es que yo me vaya de cañas cada día, pero ocasionalemente una cervecita de 0'5% si me gusta tomarme con la cena :)

Desde aquí la familia rockera os desea una muy Feliz Navidad.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Copa menstual.

Poco antes de cumplir los tres meses de haber parido mi amiga la roja volvió, mi madre dice que es por no dar el pecho en todas las tomas, la ginecóloga que cada persona lleva su ritmo y cada cuerpo es diferente, la cuestión es que la menstruación vuelve a formar parte de mi vida, que poco la había echado de menos.

Para los que aún no lo sepáis, una de las tías de paparockero montó un sex-shop hace un par de años, y la verdad es que es un poco de todos, en su momento todos colaboramos para ayudar y como os podéis imaginar siempre que necesitamos algo en ese aspecto acudimos a la tía que es la que mejor nos conoce y asesora.

Bastante antes de quedarme embarazada me habló de la copa menstrual, a decir verdad yo era un poco excéptica, no lo veía algo para mi, pero me convenció y la probé. He de decir que desde entonces rara vez he usado otra cosa, si es verdad que mi periodo era de todo menos regular (ya veremos ahora), así que siempre llevaba algún tampón o alguna compresa encima, para evitar sorpresas y salvar alguna que otra emergencia.

Antes de decidirme me estuvo informando sobre sus tallas y medidas. Si mis señoras, "eso" tiene tallas y diferentes tamaños, la talla varia según el tamaño de tu vagina, ¿y yo cómo carajo sé lo que mide mi vagina?, eso mismo dije yo, pues bien, es fácil de saber, tan simple cómo saber que grosor de tampón utilizas normalmente, igual que siempre escoges un tamaño de tampón porque no te molesta, pero tampoco se te cae, eliges el de la copa. La dependienta, si es un poco profesional y no pilláis con esa típica persona que pasa de todo, que haberlas ailas y todos hemos topado con una alguna vez, en cuyo caso os recomiendo salir pitando y buscar otra tienda, debería saber que talla necesitaréis dependiendo de ese pequeño detalle, en cuanto a la medida, o al tamaño, eso varía dependiendo de tu cantidad de regla, y no hablo de los primeros días que suele sar más ligera, o de los últimos que solemos manchar, no, hablo de cuando estamos en nuestro mayor apogeo, de los días en los que sabes que como no te cambies cada X tiempo vas a tener un accidente.

La medida, o el tamaño es mejor que lo decidas tú, yo aconsejaría coger uno un poco más grande de lo que creas que te va a ir bien, aunque salirse no se va a salir, eso te lo aseguro.

Una vez nos hemos decidido, nos han explicado como se pone, como se quita y todo eso llega la hora de la verdad. Llegas a casa toda decidida, la desinfectas, vas al baño, te dispones a ponértela y... NO ES TAN FÁCIL COMO TE LO HABÍAN PINTADO!! y es verdad, cogerle el tranquillo lleva un par de intentos, la primera vez que yo lo probé me metí en la ducha y eso acabó pareciendo la matanza de Texas, pero al final no deja de ser cuestión de práctica.

A mi me enseñaron a ponerla de una manera determinada, pero probando descubrí que para mi, la mejor forma para introducirla es así.




Si la sujeto como en la foto a mi me resulta más sencillo colocarla correctamente y una vez dentro se abre más fácilmente.

A la hora de sacarla hay veces que se mueve un poco y hay que buscar el rabito porque no está centrado, ahí os recomiendo que, si podéis compréis una con aro, en vez de con rabito, cuando yo la compré aún no había de esas, pero ahora se encuentran con bastante facilidad, y la verdad, os ahorraréis algún que otro pellizco o que se os escurra y vuelva a subirse cuando ya casi la teníais fuera. Una vez dentro la copa hace vació para que no haya escapes, lo que también significa que va a costar un poco sacarla, una opción es meter el dedo para quitar el vacío, otra es tirar hasta que al llegar fuera el aire consigue entrar, ahí ya preferencia personal, pero en ambos casos vais a tener que sujetarla.

Una vez fuera simplemente hay que vaciarla, darle un agua y volversela a poner, cuando acabe tu periodo se desinfecta y se guarda en esa monísima bolsita que suele venir en la caja y lista para la próxima vez.

Pros:

  • Ahorro, el mayor pro que os puedo decir es el notable ahorro, las copas menstruales tienen un rango de precio de entre 20 y 35 euros.
  • Si encuentras tu talla y tu tamaño es cómoda, antialérgica y no contiene químicos, suelen estar fabricadas de silicona mayoritariamente, aunque supongo que aún podremos encontrar alguna de látex.
  • En caso de que tardemos un poco más de lo habitual en vaciarla no vamos a manchar nada, puesto que aunque la copa esté llena el vacío impide que la sangre baje, lo único que pasará es que se acumulará algo más y será un poco más engorroso a la hora de sacarla.

Contras:

  • No es para todos los públicos, quiero decir, si os da mucho asquito mancharos las manos de sangre ni lo intentéis, os vais a manchar, o bien al ponerla, o bien al quitarla (sobre todo al principio hasta que pilléis el truco) pero sobretodo os vais a pringar al lavarla.
  • Si por lo general os vais a cambiar en un baño público y no hay lavamanos al alcance de la mano desde el retrete tampoco os lo recomiendo, si está en el propio aseo ni tan mal, aunque tendréis que alcanzarlo con las bragas por los tobillos, pero si está separado, es decir, si el retrete está cerrado y el lavamanos es comunitario olvidaros por completo, nadie quiere que le vean lavando algo que ha tenido dentro y menos si está lleno de sangre, y nadie quiere verlo tampoco.

Con ésto no quiero que penséis que quiero que compréis una copa o que no, símplemente quería daros mi visión desde mi experiencia ya que útlimamente ha sido un tema que ha dado mucho de que hablar. Hay gente que las ha probado y está encantada, y por supuesto también hay gente que las odia a muerte, yo creo que es una de esas cosas en ésta vida que hay que probar, que nos va bien, de maravilla, que no, tampoco ha sido un gran gasto.

¿Habéis probado algúna vez las copas menstruales? ¿Qué tal os ha resultado la experiencia?

miércoles, 7 de diciembre de 2016

El accidente.

Martes, 22 de Noviembre, Elefantito cumple 5 meses y paparockero y yo hacemos dos años casados.

Es un bonito día, nos hemos levantado todos de buen humor, después de comer tenemos planeado hacer Skype con la abuela que es su cumpleaños y nos espera un día relativamente relajado.

Pasamos una mañana jugando tranquilamente, bueno, todo lo tranquilamente que se puede jugar con un pequeño que quiere empezar a gatear, llega el cartero con un par de paquetes para paparockero y llega la hora de la siesta. Ya sabéis que nosotros colechamos, así que está acostumbrado a acostarse en nuestra cama.

El peque se duerme enseguida protegido por una barrera de almohadas, y yo me meto en la cocina. Preparo la comida sin mayor problema y cuando queda un minuto para apagar el fuego empiezo a escuchar un leve quejido, señal de que ya se está despertando.

Mientras retiro la comida del fuego escucho un chillido que me pone los pelos de punta. Etel nunca grita (o gritaba) con dos meses lo hizo una vez dormido, pero ni se despertó. Me dirigí al dormitorio y me encontré que mi bebé estaba en el suelo. Os podéis imaginar el tremendo susto que me pegué.

En media milésima de segundo le tenía entre mis brazos y estaba examinándole la cabecita para ver si tenía sangre o algo alarmante. Cuando conseguí calmarle y yo conseguí tranquilizarme por fin ya le miré más detenidamente, avisé a paparockero de que si veía que el niño se comportaba raro o no estaba tan activo como suele ser me le llevaría al médico, avisé también a mi madre, por si no podíamos hacer Skype al final.

Ventajas de que mi madre trabaje en el hospital es que en un momento me dijo que aparte de un comportamiento extraño estuviera atenta a los vómitos o a si aprecía fiebre.

Después de un rato de mimitos ya quería que le dejara en paz y bajarse al suelo a jugar.

A lo largo del día estuve vigilando su cabezita a ver si le salía chichón y revisé su cuerpito un par de veces en busca de moratones, pero nada oye. Ni rastro de marcas.

Paparockero tiene la teoría de que, como aún no gatea, pero ya se desplaza como los cangrejitos fue agarrándose a la sabana hasta que llegó al suelo, por lo cuál no fue una gran caída. Dicha teoría explica también el por qué yo no oí ningún gople.

Aunque finalmente no pasó nada, y después de ese día ha habido unos cuantos cocotones más, producidos por los intentos de gateo, no sabéis lo mala madre que me sentí, sobre todo ese día, el día siguiente ya no tenía tanto sentimiento de culpa, pero la angustia que tuve durante las primeras 24 horas no se la deseo a nadie.

La parte positiva, que la hay, hemos conseguido que nuestro elefantito se eche las siestas en su cuna, aunque por la noche sigue acabando en la cama con nosotros.

Desde aquí quiero decir a todas las mamis primerizas que habrá momentos en los que lo haremos mejor, otras en las que no tanto, que todos tenemos descuidos y días de más estrés, pero no olvidemos que nuestros bebés están diseñados para sobrevivir a sus padres. Ánimo.


miércoles, 30 de noviembre de 2016

Por qué no quiero comprarle un andador a mi hijo.

Ahora que babyEtel ha cumlido los 5 meses todo el mundo nos pregunta por qué no queremos comprarle un andador.

Os diré la verdad, cuando fuimos a España todo el mundo nos preguntaba que queríamos que nos regalaran, y la verdad, yo no soy de pedir cosas, según yo no tengo por qué pedirte algo en concreto si no sé, primero si entra dentro de tu presupuesto, y segundo si tu tenías una idea totalmente opuesta sobre lo que querías regalarnos, así que una tía de paparockero nos propuso hacer una lista en bebitus y nos pareció una idea excelente. La habitación del niño en Berlín realmente estaba vacía, tenía un armario, una cómoda, un par de peluches que eran nuestros y algo de ropa, esas eran todas las cosas del pequeño.

En la lista había un poco de todo, unos walkies con cámara, una cuna de viaje, porque habíamos decidido ir cada verano con el coche y no todos los hoteles tienen, un saltador para la puerta, una trona, un andador...

La cuestión es que nos íban a mandar lo que ubieran elegido diréctamente a Berlín en un pedido conjunto para ahorrarse los gastos de envío y los amigos de paparockero decidieron regalarnos el andador, un andador precioso por cierto, con forma de avioneta, la gran pasión de paparockero es aprender a pilotar algún día así que venía que ni al pelo.

A las dos semanas o así de estar de vuelta en casa me entró la curiosidad y me puse a buscar información sobre el andador, cuándo podría empezar a usarle sin peligro para su columna y todo eso, indagando en varias páginas llegamos a la conclusión de pedir que nos cambiaran el regalo. ¿Por qué? Había webs en las que decían que era un buen entretenimiento para los bebés y que les ayudaba a fortalecer las piernitas, pero en otras decían cosas no tan positivas sobre ellos. Uniendo los puntos, las opiniones y utilizando la lógica decidimos que era mejor renunciar al andador y llegado su momento igual plantearse comprar un centro de actividades.

Llegamos a ésta conclusión por tres sencillos motivos:
  • Para aprender a andar hay que caerse, así de sencillo, hay que tener consciencia de que no vas a ir por la vida sujeto por cuerdas y que debes aprender a mantener el equilibrio por ti mismo.
  • Si no tenemos una consciencia del suelo no sabemos si hay algo delante de nuestros pies que nos pueda hacer tropezar y que debamos aprender a esquivar.
  • Debemos poder ver nuestros pies para aprender a moverlos con soltura, tenemos que saber que después de un pie va otro y ver como hemos de colocarlo correctamente para aguantar mejor el equilibio y conseguir que en el siguiente paso no nos vallamos directos al suelo.

A parte, bajo la opinión de varios expertos el uso de un andador cuando un bebé aún no es capaz de andar por si solo es contraproducente, para ellos es una manera fácil de desplazarse, por lo que se acomodan a que con el mínimo esfuerzo van a recorrer la distancia que se proponen, por lo que cuando conlleve más trabajo no van a querer recorerla, y si a eso le sumamos el miedo a caerse no es una buena mezcla.

Definitivamente, no quiero comprarle un andador a mi hijo porque quiero que empiece a andar cuando él se sienta preparado, quiero que aprenda que nos caemos para aprender a levantarnos y que los grandes progresos de la vida se hacen con esfuerzo. El día de mañana es probable que le compre un centro de actividades, que básicamente es la misma idea que el andador, pero sin ruedas, el niño estará de pie, agarrado por arneses, podrá fortalecer las piernas sin cansarse demasiado y entrenará el equilibrio del tronco mientras se divierte con los juguetes, pero no le compraré un andador porque no quiero que una de las primeras cosas que aprenda es a ir por el camino fácil.