Cuando
me quedé embarazada, con todos los miedos que ya os conté el otro
día, empecé a buscar información sobre todo, en especial sobre una
palabra que veía en todos los blog y en todos los videos nombran. La
toxoplasmosis. Todo el mundo habla de ella como con miedo pero yo no
sabía muy bien qué era.
La
definición, según wikipedia es "es
una enfermedad infecciosa ocasionada por el protozoo Toxoplastma
gondii, un parásito intracelular obligado. La toxoplasmosis puede
causar infecciones leves y asintomáticas, así com infecciones
mortales que afectan mayormente al feto, ocasionando la llamada
toxoplasmosis congénita. También puede revestir gravedad cuando
afecta a inmunodeprimidos por el VIH sin tratamiento antiretroviral
efectivo".
Vamos,
que no me enteré de nada. Seguí indagando y la verdad es que me
encontré burradas tales como que los animales, y especialmente los
gatos eran un peligro para la salud del futuro bebé, en algunos
lugares instaban a alejarse o incluso deshacerse de ellos, pero yo no
estaba dispuesta a eso. No podía, y no quería obligarlas a dejar de
dormir conmigo, a subirse encima de mi para que las acaricie, de
jugar con ellas y achucharlas a todas horas.
Esas
no podían ser todas las opciones que había, así que cambié de
tercio, dejé de buscar en foros médicos y empecé a buscar en
páginas veterinarias. En ese momento es cuando descubrí Terapia
Felina y su maravilloso artículo
Embarazo, Toxoplasmosis, bebés y gatos
para mi supuso la salvación, ya me veía dejando a mis pobres
gatunas encerradas en una habitación durante 9 meses. Gracias a
Laura entendí claramente que era la toxoplasmosis, que no había
ningún peligro porque mis gatunas hacía ya algo más de un año que
no salían a la calle porque vivíamos en un piso y no en un bajo
como anteriormente, por si acaso de la limpieza del arenero se
encargaría paparockero, pero podríamos seguir haciendo vida normal.
Adoptar
a las gatunas fue una decisión muy importante para nosotros, nos
recorrimos dos mil kilómetros parando cada hora y media/dos horas
para que pudieran estirar las patas porque sólo tenían un mesecito
cuando nos vinimos para Alemania, cada vez que vamos a España de
vacaciones nos encargamos de que alguien se asegure de que nos les
falte de nada y nuestra mayor preocupación es si estarán bien ellas
solitas en casa, por suerte al ser dos, si que notan nuestra
ausencia, está claro, pero están más entretenidas y nunca están
solas. Tanto paparockero como yo teníamos claro que haríamos lo que
fuera necesario, porque ellas eran, son y van a seguir siendo parte de
la familia por muchos años.
Os
invito a que os paséis por Terapia Felina tanto si tenéis un
pequeño gatuno, como si no. Para mi se ha convertido en una página
de referencia cada vez que mis pequeñas se vuelven locas por algo o
cuando me apetece aprender algo nuevo para hacer mejor nuestra
convivencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario