He
de empezar este post diciendo que yo quiero y respeto a mi suegra
desde el momento en el que la conocí por el simple echo de ser la
madre del hombre de mi vida.
Partiendo
de esa base todo el mundo tenemos nuestros más y nuestros menos con
nuestras suegras, y con las suegras de nuestras parejas, a veces
también...
Hace
unos días estaba hablando con unas amigas de nuestra reciente
maternidad surgieron anécdotas de suegras y madres, y concretamente,
hablando con una de ellas de la reciente maternidad de su hermana,
relataba anécdotas muy graciosas, que me hicieron pensar, que por
mucho que queramos a nuestras suegras y a nuestras madres, todos los
padres primerizos acabamos odiándolas un poco a ambas.
Desde
el momento en el que nos quedamos embarazadas todo el mundo,
mayoritariamente la parte femenina de la familia, nos da consejos y
trucos para sobrellevar el embarazo basándose en su experiencia.
Dicho sea de paso que hay como siempre una explicación del porqué
que suele ser bastante divertida. Sin ir más lejos, a paparockero en
navidad le aconsejaron que no usara su perfume favorito durante el
embarazo, porque su tía le cambiaba a su marido cada semana el
frasco porque los olores le acababan provocando náuseas.
En
esa etapa, bueno, todo el mundo sabe que cada embarazo es diferente y
que a cada embarazada le funcionan unas cosas u otras así que si no
haces caso a todos los consejos tampoco pasa nada, pero ¿y cuándo
llega el bebé? Uy, prepárate porque ahí si que no tienes
escapatoria.
Si
no tienes todo el día metida en casa a tu madre tendrás a tu
suegra, una te dirá que le cojas más en brazos que necesita sentir
el cariño, la otra que se va a acostumbrar y luego ya verás. Una te
dirá que lo tapes y la otra que si no tiene calor.
Mi
suegra estaba obsesionado con taparle, 35 grados a la sombra (si,
Berlín en verano parece Sevilla) y diciendo a cada minuto que si
sacandole a la calle solo con un body no se iba a constipar..., todo
sea dicho el niño iba sudando.
La
suegra de la hermana de mi amiga, por ejemplo, vive en un cortijo
andaluz, la familia de su marido es típica de campo, y en su casa no
hay microondas, por lo visto la muchacha es muy moderna y cuentan que
andaba desesperada porque no podía calentar los biberones, a lo que
su suegra decía que ella había críado a sus hijos en esa casa y
bien hermosos que estaban. Hay que decir que si, los inventos
modernos son muy cómodos, pero tampoco hay que hacer un mundo por
tener que hacer las cosas a la vieja ausanza.
Otra
pareja compuesta de un español y una alemana fueron al pueblo del
marido cuando nació el pequeño. Su mujer volvió diciendo que jamás
volvería a España, que no podía imaginarse como una persona puede
meterse tanto y sin ningún tipo de pudor o discreción en la manera
de criar a un hijo. Diferencias culturales supongo.
Mi
madre, que también tiene lo suyo a veces, según llegamos a su casa,
bajó a recibirnos, nos dio un beso, cogió al niño y nos dijo "ala,
subid vosotros las maletas que venís muy cargados".
Y
si, ella también estaba obsesionada con algo. Ella no tapaba al niño
como mi suegra, no, ella estaba obsesionada con que el niño lloraba.
Dejábamos al niño durmiendo en cualquier dormitorio, podía ser el
más cercano o el más lejano a la habitación donde estábamos que
cada ruido era que el niño lloraba y tenía la excusa perfecta para
ir a verlo, y ya que estaba allí darle un besito, motivo por el cual
alguna que otra vez el niño se despertaba sobresaltado con el
consiguiente berrinche.
Como
veis ni madres, ni suegras, ni propias, ni ajenas se libran de tener
detalles, que en principio, la mayoría no suponen ningún mal, pero
que contando con la irritabilidad del puerperio y el desajuste
hormonal a veces nos sacan de nuestras casillas.
Y
como éstas podría estar todo el día contanto anécdotas tanto mías
como de conocidos pero voy a concluír pidiendo que me contéis ese
momento en el que vuestra madre o vuestra suegra os ha sacado de
quicio, o esa anécdota que en su momento no os hizo ni pizca de
gracia, pero que ahora os hace reír.
Para
finalizar sólo diré, que al igual que madre, suegra no hay más que
una, que a veces hay que aguantarlas, pero que como no, también hay
que quererlas, no nos olvidemos que ellas también aprendieron a ser
madres y que ahora tienen que aprender a ser abuelas.
En mi caso seria mi madre, porque mi suegra no se mete en nada, una santa señora. Pero mi madre si es la típica señora andaluza que tiene en la cabeza unos mitos sobre tapar pies, echar toquillas y demás que es imposible quitar. Si fuera por ella aun le estaria pasando la comida a potitos con 7 años, no se vaya a ahogar! Me trae frita!!!
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